Al principio, los veíamos en rótulos, marcadores electrónicos o termómetros de las ciudades. Después, se han ido extendiendo según disminuía su tamaño.
Los led, hoy en día, se han convertido en una alternativa a la iluminación por bombillas incandescentes e incluso lámparas de bajo consumo, como las fluorescentes. La clave: gastan realmente muy poca electricidad.
Nos acercamos a Cosmocaixa, el museo de la ciencia de la Obra Social La Caixa; allí, el catedrático de Física Antonio Ruiz de Elvira explica que la bombilla de Edison ha sido nuestra fuente de luz doméstica durante 130 años. Ahora bien, este tipo de lámpara está basado en obligar a los electrones a saltar de órbita a base de golpes violentos de otros electrones que circulan por los cables.
La idea de los led es estimular directamente a los electrones para que salten de órbita atómica sin esperar a que algún otro electrón los golpee: luz con un 10% de eficiencia energética y larga duración.