Aún así, existen pocas capaces de almacenar energía a gran escala, por ejemplo, en una red eléctrica.
Dado que la electricidad generalmente no se almacena, este tipo de redes tienen que equilibrar la demanda de consumo de electricidad con la energía proporcionada por generadores.
Por lo que almacenar la energía en una red -reteniendo la electricidad y liberándola cuando se necesite- sería enormemente útil.
Sin embargo, una tecnología de este tipo tendría que ser capaz de gestionar cantidades ingentes de energía, ser muy barata y duradera.
Por lo que almacenar la energía en una red -reteniendo la electricidad y liberándola cuando se necesite- sería enormemente útil.
Almacenar la energía
Es por ello que el profesor Donald Sadoway, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, ha estado trabajando en una tecnología que podría cumplir estos requisitos: baterías de metal líquido.
Una batería convencional usa dos electrodos separados por un electrolito. Pero constuir una batería gigante usando esta misma tecnología requeriría miles de celdas individuales, del tamaño de una lata de refresco, apiladas en un enorme espacio.
El concepto de Sadoway sigue los mismos principios, pero sus componentes son líquidos.
Un electrolito de sal fundida se coloca entre dos electrodos de metal líquido. Luego un electrodo positivo denso se sitúa bajo la batería y un electrodo negativo de baja densidad flota sobre el electrolito.
Las diferencias en composición de los dos metales líquidos generan el voltaje.
El científico del MIT cree que es posible construir baterías gigantes usando menos celdas que con una batería convencional, reduciendo costos y complejidad.
Es una idea que ha atraído US$15 millones en inversión del magnate Bill Gates y de compañías como Total y Khosla Ventures.